jueves, 17 de octubre de 2019

TODA UNA VIDA

TODA UNA VIDA



La providencia nunca fue mi mejor amiga,
y nunca sentí la ayuda de a quien madruga.
He procurado afrontar la vida como me la mandan,
amansado con el roce de los años
y con enormes ansias
de descubrir el mundo cada mañana.
Lo mejor de toda una vida
es vibrar y emocionarme por lo más maravilloso,
sentirme feliz como nunca había imaginado
por tenerla acomodada en mi corazón.
Nunca he dejado de ser
el que encontró aquel primer día,
sonriendo en los flecos del amor.
Mi corazón latía desaforadamente,
sumergido en los mas acogedores abismos
de esos sueños que tienen firmes raíces.
Cautelosamente
llega la noche con su delicada oscuridad,
tiempo taciturno, conciencia tranquila.
En sus ojos brillaban dos lágrimas de sentimientos,
brillaba como brilla el azúcar.
Paseaba lentamente la mirada,
mirando fijamente sin atreverse a mover ni un pedacito de su cara.
Aureolado de un nimbo de gloria,
acariciaba en silencio sus bendiciones,
divagando la imaginación por los mas bellos parajes.
Los atardeceres de dos días iguales nunca son idénticos.
Los nuestros están en nosotros mismos,
nacen como un sueño en nuestro corazón.