martes, 31 de marzo de 2015

CONDENADO

Condenado



Cuando mi mente empiece a olvidar lo que fuiste,
y mi corazón se agite como la luz en la oscuridad,
mis manos seguirán sintiendo la suavidad de tu cálida piel,
y mis ojos seguirán buscando, aunque tú no estés a mi lado,
esa mirada tuya, esos ojos desbordados.

Sigo olvidado en aquella esquina, cada día, esperando.
Porque sé que un día, ese único día, tu vendrás. 
Cada mañana amanece un día, ese mismo día desolado,
y el sol se encara conmigo, cuando le miro, mientras espero,
 en ese justo lugar, verte llegar y poder estar a tu lado.

Cuando mi mente recuerda, como te olvidé en el patio aquel,
como entre juegos de inocencia, se perdió el corazón de dos niños,
como  la vida maliciosa, quemo las ilusiones con un gesto mezquino,
aun así,  seguiré sintiendo las mismas emociones de tu infancia,
porque seguiré soñando que un día, ese día sin más, tu volverás.

Cuando tu sonrisa entra por mis ojos, una fuerza sin control
sacude mi pecho, como si fuera la piel de un tambor,
y un torrente de emociones bajan descontrolados a mis entrañas,
donde un fuego temperamental recorre los entresijos del corazón.
Tengo el vello de punta, solo por verte sé que pierdo la razón.

Ni la fabulosa máquina del tiempo, ni rozando la velocidad de la luz,
podrían tocar mis dedos y alegrarme con otra oportunidad,
sé que nada iba a cambiar, y que cometería los mismos errores,
la vida y el falso destino, ya pactaron su adulterada amistad,
me condenaron a vivir sin ti, a quererte en silencio, a privarme de tu paz.          

sábado, 21 de marzo de 2015

Mentiras

         Mentiras


         Alguien dijo que toda la verdad del mundo se suma a una gran mentira, yo pienso que es así, que la única verdad es la vida, nacer y respirar. Y aunque los engaños tienen fecha de caducidad, el resto de la vida la adornamos de pequeñas y grandes mentiras. Lo que no está muy claro es si queremos mentir a los demás, o simplemente engañarnos a nosotros mismos. Puede que sea de cobardes el utilizarlas,  y que no seamos conscientes, que sus efectos van de mentiras piadosas a verdaderas catástrofes. Nadie está a salvo de ellas, y todos en algún momento, las hemos  utilizado. Cuál es la razón que nos conduce a fabular, y a disfrazar la realidad, para crear el engaño. Quizás sea la medicina que nos hace falta para huir de nuestra propia realidad. Sí las mentiras son un obstáculo para convivir, entonces porque esa necesidad de inventar y crear las mentiras, solo para sembrar tanta desconfianza. Una mentira crea otra, y esta a su vez siete más, acabando enredado en una tela de araña. Cuantas mentiras podríamos soportar antes de caer vencidos por el peso de la propia verdad. Todo ese mimbre de embustes y falsedades, debilitan la piel del corazón, y antes  o después seremos descubiertos. Yo soy de esos que al hablar, no doy pistas de lo que en realidad pienso, quizás para protegerme por mi propia inseguridad, y siento como si las mentiras estuvieran dentro de mí, como si la tentación y  la necesidad se aliaran para actuar con alevosía. Suelo fantasear y gestar trolas, la mayoría ficción, para crear mis propios sueños. Sueños que son creados con la intención de no aburrirme,  que además de ser una práctica diaria, sirven para enmascarar una realidad a veces dolorosa. Se tiene la necesidad de mentir para vivir, para salir adelante y sobrevivir con el enredo de mentir. Puede ser una irresponsabilidad que puede traer perjuicio a  las personas que quieres, y sin pensar bien en el efecto que ejercen en la vida,  pero mentir puede ser una debilidad.

domingo, 15 de marzo de 2015

Silencio

Silencio


Sentado, junto a tu frío y helado silencio,
que sigiloso y despiadado, agoniza mi ser.
Sufro este silencio inhumano, que oscurece la vida,
y sobrecoge cruelmente  los poros de mi piel.

Intento ser fiel y comprender este mutismo,
que me arrebata la razón, y  te aleja de mi lado.
No quiero padecer más, con tu mudo silencio,
que se burla socarrón, de este corazón sacrificado.

Sumido en esta espiral de silencio,
huérfana y vacía de una simple palabra,
no quiero callar y bajar la cabeza,
 por otra insufrible mentira macabra.

 Cuesta andar con esta mudez premeditada,
y encontrar las palabras de tu boca,
que difícil interpretar este silencio
y atreverme a decir, otra vez, que te equivocas.

Enmudeces callando, un sinfín de sentimientos.
Tembloroso, me haces esclavo de ti mujer.
Quiero gritar a los cuatro vientos,
que a pesar de tu silencio, no te dejare de querer.

viernes, 13 de marzo de 2015

Perdon

Perdón



Perdona por llevar tanto tiempo callado,
pero estuve perdiendo mi sola juventud.
Perdona por seguir abrazado a una herida,
que dejo todas mis noches sin luz.

El tiempo se adueñó de mis palabras,
Y cada día despierto, en brazos de  soledad.
Nunca me atreví a andar el camino,
preferí  quererte siempre,
escondido tras el cristal.

Perdón por haberte metido en mis sueños,
herido por tu ausencia, siempre supe de ti.
Perdona por quererte en silencio,
 amarte, es lo único que aprendí.
Siempre supe que eras mi destino,
aunque vivieras espaldas a mí.
Perdón, por dejarte entrar en mis sueños,
y por beber  un poco de ti.

Quiero aferrarme al beso de  tus latidos.
Y tener las fuerzas para culminar el deseo,
querer perderme en la profundidad de tus ojos,
y sufrir fascinado , cuando de lejos te veo.

Perdona por querer cambiar la historia,
y quizás por volver a equivocarme.
Quiero creer que la vida es todavía nuestra.
Pues mi mente, nunca ha dejado, de soñarte.

domingo, 8 de marzo de 2015

Desafecto

Desafecto



Recojo a la fuerza las cosas que te pusiste,
pues la oscuridad de mi alma sigue quebrada.
Guardo en un cajón todo lo que para mí quedaba,
de ese amor imposible, que tú nunca quisiste.                   

Esta historia acabo casi sin apenas empezar,
y  siempre que creo ganar,  sé que pierdo.
No es difícil de explicar, aunque si de entenderlo,
cuando más quiero avanzar, más me detengo.

No sé dónde me encuentro por más pasos que doy,
me alejo sin más de un arriesgado destino,
ciego y obcecado por haberte dejado marchar,
sigo aferrado a ti, y a tus muchos desatinos.

He vuelto a perder la esperanza de todos mis sueños,
siendo tú, la pitonisa que predijo un posible futuro.
Tus palabras, vanas y etéreas, me volvieron a engañar,
 marcando a fuego, este pequeño ser, frágil e inseguro.

Un querer colmado de latidos, una pasión desbocada.
Fue un amor puro, que surgió de la inocencia.
Las palabras se escribían con la luz de tu mirada,
mudos los encuentros, se ahogaron por tu ausencia.

Frustraste mis sentimientos en una ruleta rusa,
y será una odisea, seguir el camino sin ti,
pero no olvido  los momentos vividos,
y aunque solo me quedo, seguiré respirando por ti.


sábado, 7 de marzo de 2015

Mujeres

Mujeres

         Como me gustaría poder regresarme a sus brazos, sentir los latidos de su corazón cerca del mío, cerrar los ojos y dormir. Se me mudaría la cara, solo con poder soñarlo, aunque me cueste creer que es  un imposible. Nos llevan bien adentro para regalarnos la vida, sufriendo en silencio las siete plagas, aun así les da un vuelco el corazón cuando nos ven por primera vez. Desde ese momento se replantean sus inquietudes, sin mirar las formas o las maneras, el trabajo es su vida y su vida trabajo. La vida les pone a prueba, y no tienen término medio, y nada les pilla de sopetón. Es su naturaleza, les faltara pesquis pero no ojos, son únicas y atrevidas tomando cartas en cualquier asunto. Nos convencen con sus lloreras, pero se callan lo que todos queremos saber,  cual es la verdad de su fuerza y la fortaleza de su ser. Sigilosas como los ratones, cortadas por el mismo patrón, parece que nada les va ni les viene, pero son todo oído y viven para tu ilusión. 
        Ni las calderas de Pedro Botero, conseguirían jeringarles, ni desazonar su expresión, para chasco de muchos son ave fénix y sobreviven al mismo Dios. …No quisiera meter el remo bien metido, y tenerlas tiesas con ellas, sería como darte un mal aire y enfurruñarse tontamente sin fundamento. Se me antoja son buenas personas, y que bebemos los vientos por sus entretelas, que trabajan después de trabajar y a las que deberíamos aplaudir como si fuésemos sus fans. Ya va siendo hora recontra, que aunque estemos cada uno en lo suyo, dejemos de fabular y nos traguemos todos los embustes. Que dejemos de trasegar la vida y que estemos más contentos que unas castañuelas, que las mujeres son lo mejor que nos puede pasar. No dudemos en defenderlas, apoyarlas y cuidarlas sobre todas las cosas. Ellas llevan trabajando toda la vida por nosotros, madres, hijas y amigas, sin esperar nada a cambio.

viernes, 6 de marzo de 2015

Emociones

Emociones

        
Hay una cosa que te quiero decir,
sé muy bien lo que siento y lo que pienso de mí,
pero se con certeza que no miento,
cuando hablo o escribo de ti.
Es un momento tan único y natural,
y ni mucho menos una regalía,
ver al sol iluminar el amanecer de cada día.
Todo acontece espontaneo y con absoluta sencillez,
como la tranquilidad en tus labios,
tu genuina inocencia y el resplandor de tu piel.
Esas cosas tan sencillas a las que llamamos habituales,
como reírse con las cosquillas, se hacen tan naturales.
Los ríos corren y se purifican en su cauce hacia el mar,
y yo peregrino sin andar el camino,
me siento divino junto a mi Angel terrenal.
Las estrellas no están al alcance del ser humano,
y yo sueño despierto por tocar el cielo,
cuando me coges de la mano.
Siempre la luna llena con la verdad por delante.
Esa esencia exultante sigue eterna con el cuarto menguante.
Tu presencia, es un encuentro incipiente, con el cuarto creciente.
Luna nueva ¿dónde estás?, te extraño a rabiar.
Gracias por elegirme, me siento muy afortunado,
por dejarme ser tú amigo, por dejarme estar a tu lado.
Puede que no tenga razones y que decirlo este feo,
pero mi corazón aumenta sus pulsaciones, cada vez que te veo.
Quisiera saber tus dudas, y ser tu única respuesta.
Quisiera ser la pregunta de eso que vas  a decir.
Qué bonita la vida, y cuanta locura me queda,
para subirme a la luna y poderte escribir.


domingo, 1 de marzo de 2015

La caja hermética

La caja hermética


            Se busca y se necesita varón, normal, de aspecto cuidado y con buenos hábitos.  Educado y respetuoso con todas las personas. No  es necesario hablar idiomas, lo importante es entender y hacerte entender. Ni es requisito imprescindible un nivel de titulación académica, solo tener interés por aprender cualquier cosa, y tener disposición para acometer cualquier tarea, como las creativas, y especialmente las de índole casera. Si se requieren algunas habilidades más necesarias para el trabajo día a día, tolerancia, un sexto sentido, y por supuesto una gran sonrisa para las distancias cortas. En anuncios como este hubiese querido presentarme como candidato, pero solo se me dan bien las manualidades, y no me gustan nada los exámenes.
            Mi objetivo no es rellenar el silencio, aunque suelo acomodarme fácilmente en sus brazos. Tengo una memoria a corto plazo y la ausencia de todo lo que me rodea, me ayuda a organizar mis recuerdos. Acostumbro a abandonarme  dentro de un estado de reposo, buscando perder la mirada en un punto y hablar detenidamente conmigo mismo. Tengo una adicción difícil de rehuir, soy un incondicional de la música de Celine Dion y de Sara Brightman, y con ellas puedo triangular muy buenos ratos. Suelo pasar la mayor parte de mí tiempo pensando, como en una partida de ajedrez, tanto que enveneno mi cordura y me cuesta recuperarme. Una constante letanía en mi cabeza recorre momentos, ya vividos, muy dispares y lejanos en el tiempo. El esfuerzo por recordar, por viajar a un ayer anclado en un posible y empolvado olvido, y de poner imágenes en la mente, son mis momentos de ocio preferidos.
Mi humilde intención siempre ha sido honrar a todo el mundo con mis sentimientos, mis maneras de hacer, y arrimar el hombro siempre que se ha podido. Si echamos un vistazo en torno a mi vida no ha sido gran cosa, no obstante no me quejo, me gusta como es. Pero esa amalgama de sentimientos candentes, me han dado la fuerza y la vitalidad, para esperar todo o nada en la vida. Y aunque nunca me ha pasado nada que renombrar, quizás el sentirme bien con el resto del mundo es lo que más he deseado siempre. Nunca he sido maestro de ceremonias, ni presentador de espectáculos, me encanta pasar desapercibido, confundirme entre las gentes. No sobresalir, y evitar de alguna manera cualquier tipo de popularidad. No dudaría cada mañana en bajar solo cinco minutos al mundo, y volver rápido para subirme de nuevo en mi caballo de madera. Son pequeños rasgos de esa educación que desde niño, ha acompañado mi comportamiento. No importa el bien que hagas, ni a quien se lo hagas, hacerlo de corazón y sin esperar nada a cambio.
Ya calzo una edad, y sigo pensando cómo un niño, que el cielo solo es azul. Día a día en el trabajo, tomando café con los amigos, o con las cosas de casa, mi cabeza vive en todo momento un sinfín de historias y con los personajes más imposibles. He crecido con los disfraces de Mortadelo, recorrido por la selva de la mano de Ron Ely, he sido cómplice de las aventuras del asombroso Spiderman, y naturalmente he podido subir en la nube kinton de Son Goku. Mi vida transcurre dentro de una viñeta que nunca se acaba de dibujar, y donde una persecución sin sentido no deja de acosarme. Donde el humor no necesita llamar al timbre para poder entrar,  y donde los superhéroes son parte de mis amigos más queridos.
Extraño la infancia en la que todo era un descubrimiento, todo era fascinante y fantástico. Fueron momentos donde la protección de tus padres, era una seguridad, teñida de un dulzor amargo. Mis primeros pasos por este camino fue conocer y sufrir mis temores. Yo tenía pánico de los efectos de la tartamudez, que tantos vergonzosos momentos me dio. Odiaba ponerme cualquier pantalón corto, pues me hacían verme ridículo y como un reclamo a la burla más cruel. Y subí un escalón más, en la inquietante relación, entre la conciencia de mi soledad y la soledad de mi conciencia. Empecé a dar credibilidad a mis miedos que convirtieron mi realidad en una apuesta de superación. Eran para mí como el color de ojos, nací con ellos y me acompañaran para siempre, aunque quisiera engañarme con unas lentillas.
He sido siempre muy inseguro, y muy observador de todo cuanto me rodeaba. Amigo y compañero de todos los que crecieron y fueron conmigo al colegio. De todos cogí algo, incluso malas costumbres. Tenía la habilidad para relacionarme con los demás y esa capacidad de preocuparme por sus estados de ánimo, manteniendo las relaciones sociales, aunque me gustara más estar a solas. A pesar de mi carácter reservado, supe hacerme con la amistad de los que lideraban el patio, de los fuertes a la fuerza, de los grandes pero temerosos de espíritu, y de aquellos que nadie aguantaba por las razones que fuesen. Tuve dos grandes amigos, los dos se llamaban Miguel, se convirtieron en los puntales de mi desarrollo personal, a la vez que protegido por su amistad Han pasado años y pienso mucho en ellos, más ahora que el edificio del colegio ya no existe, se está transformando en una iglesia del siglo XXI. Curiosamente vivimos en una época donde las formas de comunicación son muchas, y están al alcance de todo el mundo, pero no pueden competir con las relaciones humanas de entonces, las mejores. Ante presumíamos de tener amigos, incluso conocidos con los que te relacionabas, y que después de tantos años siguen estando ahí, envejecidos pero con la esencia de entonces. Hoy se mira solo la cantidad de contactos que tenemos en el móvil, los seguidores en las redes sociales, y a no sé cuántas personas les gusta tu comentario. Eso sí, todos tenemos un numero equis de amigos en común, posiblemente que no conozcamos.
 Era el momento inexcusable en el que las chicas acaparaban nuestra atención masculina. Una circunstancia de la vida en el que experimentas un sinfín de nuevas sensaciones, a día de hoy algunas de ella aun por catalogar. Aquí la incertidumbre, el desconocimiento y esa pétrea inseguridad, hicieron mella a la hora dar el primer paso en cuestiones del corazón. Sí que es verdad que buscaba ver más allá que una primera imagen. Tratar de descubrir todas esas virtudes, encantos, y todas aquellas cosa que escondían detrás de una fresca y sincera sonrisa. Preguntas y respuestas que me ayudaran a mostrar su personalidad lo más fiel posible, sin enmascarar demasiado. Aun así, para conocer a una mujer, hace falta una vida. Quizás supe elegir y fijarme en la que posiblemente era la mujer ideal, que sin muchas pretensiones tenía todo lo que yo deseaba, y que seguramente yo estaba muy lejos de satisfacer sus deseos. Quizás no me presente como debiera, o me falto lo justo para que ella conociera algunas pincelada sobre mis pensamientos. No fue así, no reaccione y todo quedó cubierto por el tiempo y anclado en la memoria.  Todo lo demás vivido en este campo fue un vagabundeo, un error sin más.  
He vivido momentos raros o difíciles de digerir. Las repetidas ausencias de alguien clave en mi vida, ocasionaron un tsunami, que hizo tambalear el núcleo familiar. Situaciones que cuestan una vida devolverlas a un estado de normalidad, estados que agrietan todo tu ser y la fragilidad queda tatuada en tu piel. La inexperiencia es caldo de cultivo, para poner en riesgo todas las ilusiones y sueños, por seguir en un  camino de sin razón y expuesto a un avispero de mal intención. Todo queda teñido y cubierto de un color agridulce, con las miradas esquivas y las palabras mordidas. La herida deja una cicatriz muy cruel. No menos cruento es la pérdida de un ser querido, eso que le pasa a otros, pero que cuando eres tú lo ves incomprensible. No entiendes la intención que se gasta la vida para arrebatarte alguien querido. Cierras los ojos y todas sus imágenes pasan por delante de ti, se activa ese mecanismo sensiblero y sentimental, que pone en jaque toda tu persona e intenta exprimirte como una naranja. Te conviertes en un ser seriamente vulnerable, pierdes el equilibrio de cuanto te rodea e intentas aferrarte a algo que ya no está, todo da un giro y te coloca bocabajo como en una montaña rusa sin poder evitarlo. Al final siempre encuentras la razón, el momento y las personas para seguir adelante, es duro y difícil de llevar, pero necesario.
La infancia quedo atrás, estampada en algunas fotos en blanco y negro casi olvidadas, pero que te emocionan cada vez que las ves para recordar. Mi adolescencia sigue penando por los rincones, por no haber sido capaz de ganar aquel corazón enamorado. La vida sigue su curso y cada vez me alejo más de ese mundo de pantalón corto y la sangre excitada, estoy abocado a mirar hacia delante sí o sí. No asumo esa parte en la que te haces mayor sin pretenderlo, con paso decidido y sin posibilidad de marcha atrás. Sé que me siento como un niño, y que pienso como ellos, por eso imito ser una persona mayor para no evidenciar el verdadero perfil de mi estado de ánimo. El listado de responsabilidades que adquirimos al ser adultos, son razones suficientes por las cuales, seguir creyendo que eres un Peter Pan es lo mejor que te puede pasar. Es un vaivén, un ir y venir de dentro a fuera, un no parar de poner una cara de sensato a la vez que te sonríes por una tontada que estás pensando. O estar de mofa por lo más irrisorio, mientras cavilas como cuadrar un sinfín de problemas y números primos. Juegos y jugar, lápices y papel, colores, y con una goma borrarlo todo y poder empezar de nuevo. La responsabilidad, los quehaceres de cada día y los problemas cotidianos no desaparecen con ninguna goma de borrar. Ser niño y poder seguir siéndolo, sin duda alguna es la mejor época para mí, donde los colores siguen siendo solo colores.
En apariencia todos somos harto parecidos, con matices nada especiales, pero lo suficientes para vernos muy distintos en casi todos los aspectos. Estamos llenos de contrariedades, con opiniones altamente subjetivas, y de intenciones nada claras. Somos sentimentales y con un idéntico comportamiento humano, aun así rechazamos la actitud que otros muestran con el mismo patrón con el que nosotros actuamos. Adjetivamos calificando cualquier situación, que experimentamos con conocimiento de causa o sin ella. Envidiamos lo que ya tenemos, por el mero hecho de que alguien más lo posea o lo disfrute. Somos ganadores de antemano, sin haber hecho ningún esfuerzo previo, solo por ser nosotros nos alzamos como victoriosos. Maceramos nuestra historia con simples motivos generalizados, incapaces de luchar por cambiar, y ser artífices aunque sea del más mínimo detalle que de sentido de la forma más particular a tu vida. Siempre hay un momento en el que haces algo que lo cambia todo, que te devuelve la ilusión, que te regresa ahí donde quieres estar.  Reconozco ser eternamente reservado, y como en una partida de ajedrez, el oponente no ha de saber tu estrategia aunque te vea mover ficha, y así proteger tus intereses. Vigilante de que nada erosione mis sueños, ni dejar en el olvido los entrañables recuerdos que me acompañan, que nada altere la sensibilidad de mis sentimientos, guardo todos ellos protegidos y atesorados en una caja hermética. Procuro mantenerlos en la más absoluta confidencialidad,  alejados de miradas indiscretas, evitando no parecer vulnerable y preocupado de que el tiempo no vuelva a privarme de ellos, pero contento de poder compartirlos con parte de mi vida.