vida mía
El otoño apenas
lleva un mes con sus fantasmas de colores cayendo silenciosamente desde las
arboledas. La armonía del cielo gris, y el amarillo tostado de esa alfombra
natural que cubre el suelo de octubre, me pone sobre aviso de que ya está cerca
el día. Ese momento en que el frio vuelve como un hijo prodigo a vivir entre
nosotros otra larga temporada, en ese mismo momento pienso en cómo nos ha ido a
los dos juntos. Nunca te he ofrecido nada, y te he tenido algo menos que
olvidada, pero muy presente en mí día a día.
Quizás he sido
demasiado egoísta por estar siempre volcado en los demás, y a ti tenerte
relegada en el último lugar. Sé que debería cambiar pero soy como soy, ya me
cuesta mirar por mí y por lo que
verdaderamente me debería importar. No he aprendido a decir que no y nunca he
sabido cómo poder hacerlo, bueno a ti sí. Esa preocupación por el infortunio y
las desdichas ajenas, son como vísceras dentro de mí. Pero eso sí, mi corazón es tuyo
por entero, solo te pertenece a ti. Sabes que no te he descuidado ni un solo instante
aunque estuviera mirando hacia otro lado y que te he consultado hasta la más
mínima decisión. Nada ha ocurrido sin
que tú lo supieras. Tú has sido siempre la primera en saber, y la única en
discutirme hasta la última idea.
Sé que muchas veces
me escapaba y te dejaba dormida en la habitación. En otras me inventaba
cualquier excusa para no herirte, pero igualmente allí te dejaba sola en casa.
No he tenido en cuenta jamás tus necesidades, y debido a nuestra intima e inseparable relación
me he permitido ese pequeño desacato, abandonarte en mis continuas ausencias.
Aún así he corrido siempre como un frenético, como un loco enamorado, y todo
por volver a tu lado aunque solo fuese en apariencia. He querido dedicarte más
momentos, pero tu complicidad y consentimiento me dieron alas para tenerte
a merced de mi naturaleza y de mis
corazonadas. Sé que sigo haciendo eso que tanto odias y siempre a espalda tuya,
andar por ese otro lúgubre camino de silencio y oscuridad.
Vivo a espaldas de
mi mismo y de ti, mi propia vida. Vida para la que nunca he estado preparado.
Prácticamente te he imaginado sin
haberte dado un triste abrazo. He pensado en combinaciones maravillosas, y
todas terminan en la sola soledad. Has ido cumpliendo años separada de mí,
aislada entre la nostalgia y la melancolía. Mientras yo socializaba con
conocidos y extraños sobre trivialidades ajenas a mi propia piel, tú encerrabas
un año más en ese corazón roto. Y entretanto que yo restaba polémica a esos
problemas rancios de familia, tu apagabas por mi ese otro puñado de velas, y metías un cumpleaños
más en nuestra cuenta particular.
Vida mía, cumplir y
subir un escalón más, es algo nocivo para mi forma de entender como crecer y
madurar. Sería el Peter Pan por excelencia, y un incombustible y perpetuo
Dorian Gray. Niño de los pies a la cabeza, soy un loco lleno de pájaros, un creador
de sueños y susceptible de cualquier efecto mariposas. Sensible ante todo y
por todo, y enemigo del más mínimo daño. Si alguien supiera lo que hay dentro
de mí, que escondo tras esta edad inconfesable, pero nadie sabe del hombre, ni
por supuesto conocen al niño. Mi vida, sigamos unidos y sumando en nuestra
cuenta particular, llenando juntos de momentos únicos nuestro pequeño corazón.