miércoles, 28 de mayo de 2014

Soñar despierto

Soñar despierto


Chencho, Chesco, Chisco, Chico, Cisco, Curro, Fran, Franchu, Francis, Franco, Frasco, Kiko, Pachi, Pacho, Paco, Panco, Pancho, Papico, Patxi (vasco), Quico, tengo un nombre muy hipocorístico, donde todos estos eufemismos suplantan en miles de situaciones mi verdadero nombre, Francisco. Pero dejemos a un lado mi nombre, para adentrarnos en una imagen que esta fija en mi memoria, yo mismo en una cuna. No sé qué fue pero aquel ruido me despertó. Recuerdo estar con la mano derecha sobre la barandilla, y el brazo izquierdo saliéndose por entre los barrotes redondeados de aquella cuna azul. Mi madre la tenía siempre en su lado de la cama, para cuidarme. Había poca luz en la habitación, la que se colaba por la ventana, entre las aberturas de la vieja persiana de madera. Aquellas persianas eran eternas, cada año tenían una capa más de pintura, eran verdaderas cebollas, y de un color verde oscuro.  Las paredes conservaban este tacto granulado de la arena, y el zócalo pintado de verde hierba, con pintura fina, como mi madre la llamaba. Los muebles eran muy clásicos, de madera ni buena ni mala, pero el bocadito perfecto para toda carcoma. Desde la cuna oía voces de gente hablar en el pasillo, aunque creía entender lo que decían,  no tenía edad para reconocer quienes eran. Mientras tanto seguía dándole  vueltas a aquel chupete de color caramelo, que  en tantas ocasiones me ayudo  a coger el sueño. Sinceramente no sé porque me acuerdo tanto de ese instante. Toda mi vida sigue una misma pauta en todo, una fantasía de sucesos e imágenes que vivo mientras duermo, soñando. Pero todos esos momentos los he sentido incluso despierto, con la nitidez de la propia realidad. En estas fechas en los cines proyectan la Vida secreta de Walter Mitty, es una película casi alegórica sobre mí. El personaje vive despierto los sueños que tanto desea, y los imaginas mientras en verdad le están ocurriendo otros hechos. He anhelado vivir algunos de mis sueños, por ser especiales, y por razones nada ocultas. He dormido desde siempre acompañado de ese espíritu, y nunca pensé que una mañana estaría desayunando con ese mismo duende.

lunes, 26 de mayo de 2014

Cafe solo

Café solo


       Si estáis leyendo esto, es que no estoy ahí, con vosotros. No, no voy a entrar ahora por la puerta. No es por vuestro resfriado, como decía Ana Belén: “contamíname…”, y de vosotros todo es bueno, hasta las pandemias. Seguro tengo algo que hacer, hoy precisamente y a esta hora, que no me ha dejado ir. La verdad es que también me gusta echaros de menos, y no veros ayuda a conseguirlo, pero no es mi deseo no disfrutar de tan grata compañía. Cierto es que la famosa cena cambio, de algún modo, el perfil diario de todos nosotros. Tenemos contacto a diario por whats app, cada semana el café de los jueves, y esporádicamente alguna buena idea que deja caer sutilmente Carmen. Me acuerdo y tengo muy presente la visita de nuestra amiga Juani, pana mi fue muy emocionante volver a verla. Que verdad es que no se valoran las cosas hasta que no las tienes. Ella como persona y como amiga, no tiene precio. La cena para mí fue excitante, un magnifico regalo, volver a estar con una parte importante de mi vida y de la vuestra. Y desde aquel día, este reducido grupo de siete amigos, se han convertido en una experiencia paralela de la vida diaria. Compartimos  risas, lealtad, momentos y sensaciones todo dentro de nuestro chat de whats app “el sentido de la vida”. Siete un buen numero para un roto o para un descosido, siete para los enanos de Blancanieves, y para las maravillas del mundo, o para esos siete magníficos del western. Magníficos también los abrazos de Magda que no necesitan palabras, esa peculiar naturalidad de Mari que nos roba el corazón, el desmesurado cariño de mi querida Tere, la sensibilidad de nuestro pintor preferido Juan, y esa Carmen que sigue obstinada, persiguiendo un antiguo sueño. Sois todos admirables. No, no voy a borrarme de wahts app, ya que soy el administrador, pero andaré más ausente que nunca. No me voy a perder, seria tonto por mi parte, quería echaros de menos y hacer algunas cosas que tengo en mente, de esas que se me pasan por la cabeza y no tienen lógica. Soy feliz de haber compartido tantas emociones y momentos inolvidables, algunos tan especiales, y que seguiremos teniendo por supuesto. Pasad una bonita tarde de jueves con café en compañía. Y como decía mi querido y buen amigo E.T. : “sed buenos, estaré ahí mismo”.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Añoranzas

Añoranzas


Tumbado aquí, no importa donde sea, miro hacia arriba y me dispongo a dar rienda a mi insólita fantasía. El tiempo se detiene, porque así lo deseo. Las piernas relajadas, descansan independientes, sin esfuerzo. Los dedos de los pies, señalan pacíficos el firmamento, a pie juntillas y sin ánimo de dar un solo paso. No quiero ver el cielo, ni poner nombres a las nubes. Quiero, no ver en modo alguno, lo que en pie derecho me enseñan mis ojos. Guardo las pupilas, y aprieto con fuerza los parpados, intentando ver imágenes imposibles. Cierro mis labios, igual que cuando tomo una decisión importante, queriendo forzar una palabra que no quiero decir. Muerdo mis dientes, rechinando una risa cortante, pero sin estar en modo alguno enfadado. Espero unos segundos, concentrado en mis latidos, para no oír nada más que mi corazón marcando un ritmo descarado, sin congoja. Los puños cerrados con fuerza, aferrados a un sueño gris oscuro. Abrazándome a mí mismo, sin más vestiduras que este achuchón, me dispongo a viajar acompañado de mis añoranzas. No estoy solo, en esta soledad. Me siento arropado por esos maravillosos recuerdos, que se muestran cada vez que sueño los ojos. Me ilustran y me guían, ante las dudas y las preocupaciones, que asolan mi respirar. Es una historia no escrita y que no quiero echar en el olvido. Ellos, ella el, es el origen de mí andar por esta bonita vida. Me siento vivir.