jueves, 22 de enero de 2015

20 de Enero

20 de Enero



               Iba decidido, aunque no lo tenía claro, el momento era una emoción pletórica de sensaciones. La cita era imposible, impensable, la que no podía ser. Era el sueño que dormía bajo mi piel y que despertó aquella tarde. Unas idas y venidas, un ajetreo de contentas miradas y nervios muy inestables. Codo con codo, cogidos de la mano, vergonzoso, mirando de reojo y pensando en el siguiente instante. Necesitamos solo un segundo para viajar al pasado, recuperar lo que olvidamos, y encontrar a quien perdimos. Del juego emocional al cálido abrazo, del abrazo a recorrer la piel buscando un poro donde poder quedarte. Con la sabiduría que da la experiencia, y ver las cosas desde otra perspectiva, percibes sentimientos tan abrumadores que a veces no puedes expresarlos. Era el amor de su vida, y el mío por descontado, cada célula de mi cuerpo temblaba de tensión, como si estuvieran esperando impacientes su regreso. Tal vez lo superemos, y se disipe todo el tiempo perdido, pero ya nada será igual. No puedo evitarlo, pero es la única persona, que me hace sentir demasiado importante. “Mi numero privado”; “piensa en lo que te dije”; “si te decides llámame no importa cuando”; estaba invadido por una súbita oleada de amor. Nunca he conseguido ponerme a su altura. De adolescente perdido a asignatura pendiente, un caso de suspenso sin haberme examinado. Me encanta haber hablado con ella, aunque como no novios hayamos quedado, arrancarle una sonrisa, compartir sus sueños dorados. Lo único que sé es que ya no volvería a estar solo.

sábado, 17 de enero de 2015

Te Quisiera

T e    Q u i s i e r a                   

Te quisiera dar el perdón,
pero ni siquiera tengo derecho a juzgarte.
Quisiera poder besarte, pero perdí mi ocasión.
Quisiera no haber tenido respuesta,
pero provoque una cruel situación,
preguntarte fue la gesta, perder fue mi canción.
Soy un adicto de la inseguridad,
y el horizonte siempre es oscuro,
ese día todo era vitalidad, hasta que cambiaste el futuro. 
Tuvimos ratos de conversación verdadera,
momentos que tienen los buenos amigos,
en los que se mira de otra manera
y en los que fuimos únicos testigos.
Contentos de disfrutar, aunque tú ya no lo mientes,
nuestras risas se quisieron enlazar,
pero no era yo el mejor pretendiente.
Era un respirar sano, solo verte reír,
cogerte de la mano aún me hacía más feliz.
Nunca llegamos a ser pareja, y muchas veces fuimos dos,
solo me falto una reja para llevarte una flor.
Quise conocerte más allá de las montañas,
y quisiera entenderte ahora después de tantos años.
Hablar, reír y soñar son tres de los ingredientes,
que a pesar de mi humilde fracaso,
fueron suficientes para tenerme detrás de tus pasos.
Y aun te sigo viendo con la misma frescura,
con tu risa de otra parte,
embriagado de locura y deseando como no, besarte.
Quisiera olvidar tantos instantes,
que para mí siempre existieron,
quisiera ser el caballero más galante, para decirte: “te quiero”.

miércoles, 14 de enero de 2015

Pequeña

Pequeña


            Hoy la he visto de nuevo, por primera vez. De pie, ataviada y apuesta como un atractivo maniquí. Con la sonrisa pintada, los ojos fulgentes y perdidos en mi asombrada mirada. A pesar de su calma, se advertía agitada como una bandera al viento. Su aparición, y una dulzura no exenta de misterio, dieron pie a un inesperado viaje. Podemos parecer un punto insignificante en el universo y pensar tristemente que no tenemos patria, pero el calor de su pequeña presencia,  es como la luz de la luna llena que deja ver el camino. Mi voluntad nunca se había atrevido a tanto, pedir a Dios y a la mujer que no me desamparen. Incapaz de vivir una vida tranquila, quisiera habitar su mismo espacio, poner punto y final al desvarío que reina en mí día a día. No quisiera abandonarme en cualesquiera otros brazos desalmados, donde nadie pudiera rescatarme. Esos ojos penetrantes y melancólicos, esa peligrosa nobleza, hicieron preguntarme si no había llegado el momento de cambiar.
            No estoy preparado para encontrarme a mí mismo, y seguir desgarrando las noches. Dicen que el final de los sueños casi nunca coincide con el despertar, y yo quisiera amanecer en ella, soñar lugares que nunca imagine y perder la razón. Afrontar con dignidad y valor la vida, tener conciencia de mí mismo, y vivir cada vez más concentrado en el empeño de amar. Resulta extraño, pero nadie había llegado a obsesionarme tanto, una sensación que hasta entonces desconocía, el deseo y la locura de flotar sumido en un sueño. Dejar todo atrás, habitar su corazón, viajar a la velocidad de la luz, temblar… Hoy la he vuelto a ver por primera vez, he superado el miedo, pero no se su nombre. Mientras le miraba emocionado sumido en un tenso silencio, pequeña abandono el lugar, el sol se puso antes de hora y me invadió unas profundas tinieblas. Estaba en un punto de desconcierto, sin cuerpo, sin sentidos, sin memoria. No se mirar ni hacia delante, ni se mirar hacia detrás, pero por un momento soñé despierto que toda su eternidad pasaría a recorrer todas mis venas.

viernes, 9 de enero de 2015

LA VIDA

La vida

           
           

             Cada mañana me afeito intentando fomentar una actitud, quiero esta presentable y guapo, para poder flirtear con la vida. Cada día salgo a su encuentro, con la ilusión de un niño en la noche de Reyes, esperando que me sorprenda y me enamore su esencia. Pocas cosas hay tan infrecuente en la vida, como ella misma. Tocarla, y tener la sensación del momento adecuado, de saber que está contigo viviendo la experiencia más hermosa que se puede tener. Es un momento y una situación fundamental en el que también tienes que hacer caso a tu corazón. Cada vez que cruzas el umbral, se  corta la respiración, se agitan los latidos y los sentidos se expresan abiertamente sin prohibiciones. Solo una disculpa irónica, te aleja del duro trance  de intentar un contacto humano y de descruzar los brazos en busca de un emotivo sentimiento. Nos han inculcado tantas virtudes para andar por esos caminos, caminos que serpentean la luz de la vida, y que desembocan en andares sin sentido. 
         No quiero andar con ceremonias, exponiendo las posibilidades de alterar el curso del tiempo, planteando unas dificultades insuperables. No quiero que el tiempo transcurra lo suficiente como para empezar a aburrirme. Quiero la emoción de poder despertar la magia, y todos esos sentimientos, dignos de ser preservados para disfrutar en cualquier momento sencillo de la vida. Que la discusión entre la noche y el día, sea un simple detalle, de la intimidad de cada uno. 
          Qué bueno sería presenciar un efecto estupendo, en el que todos los ojos se movieran y miraran al unísono, hacia un mismo punto indefinido. Hacia una verdad que no nos arrebate la ilusión, sino encontrar un lugar donde compartir todos los sueños. Porque sin sueños perdemos la esperanza, y la vida no es vida.  Todos los días me afeito, con el deseo de encontrarme con ella, de ser feliz sin tener que esforzarme, de alegrar a todos cuantos se cruzan en mi camino, de no rendirme ante el fracaso, y de vivir la vida sin hacer mal a nadie. Lo mejor de la vida está en nuestras manos, en hacer todo lo que no puedes hacer, porque la vida es ahora, y no cuando la recordemos.