lunes, 28 de julio de 2014

Q u i s i e r a

         T e    Q u i s i e r a    

           



            Quisiera darte el perdón, pero ni siquiera tengo derecho a juzgarte. Quisiera poder besarte, pero perdí mi ocasión. Quisiera no haber tenido respuesta, pero provoque una cruel situación, preguntarte fue la gesta, perder fue mi canción. Soy un adicto de la inseguridad, y el horizonte siempre es oscuro, ese día todo era vitalidad, hasta que cambiaste el futuro. Tuvimos ratos de conversación verdadera, momentos que tienen los buenos amigos, en los que se mira de otra manera y en los que fuimos únicos testigos. Contentos de disfrutar, aunque tú ya no lo mientes, nuestras risas se quisieron enlazar, pero no era yo el mejor pretendiente. Era un respirar sano, solo verte reír, cogerte de la mano me hacía aún más feliz. Nunca llegamos a ser pareja, y muchas veces fuimos dos, solo me falto una reja para llevarte una flor. Quise conocerte más allá de las montañas, quisiera entenderte ahora después de tantos años. Hablar, reír y soñar son tres de los ingredientes, que a pesar del humilde fracaso, fueron suficientes para tenerme detrás de tus pasos. Y aun te sigo viendo con la misma frescura, con tu risa de otra parte, embriagado de locura y deseando como no, besarte. Quisiera olvidar tantos instantes, que para mí siempre existieron, quisiera ser un caballero galante para decirte: “te quiero”.

viernes, 25 de julio de 2014

Naturalidad

Naturalidad

        
         Hay una cosa que te quiero decir, sé muy bien lo que siento y lo que pienso de mí, pero se con certeza que no miento, cuando hablo o escribo de ti.
            Es un momento tan único y natural, ni mucho menos una regalía, ver al sol iluminar el amanecer de cada dia. Todo acontece espontaneo y con absoluta sencillez, como la tranquilidad de tus labios, tu genuina inocencia y el resplandor de tu piel. Esas cosas tan sencillas, a las que llamamos habituales, como reírse con las cosquillas, se hacen tan naturales. Los ríos corren y se purifican en su cauce hacia el mar, y yo peregrino sin andar el camino, me siento divino junto a mi ángel terrenal. Las estrellas no están al alcance del ser humano, y yo sueño despierto, por tocar el cielo cuando me coges de la mano. Siempre la luna llena con la verdad por delante. Esa esencia exultante sigue eterna con el cuarto menguante. Tu presencia, un encuentro incipiente, con el cuarto creciente. Luna nueva ¿Dónde estás?, te extraño a rabiar.

            Gracias por elegirme, me siento muy afortunado, por dejarme ser tú amigo, por dejarme estar a tu lado. Puede que no tenga razones, y que decirlo este feo, pero mi corazón aumenta sus pulsaciones, cada vez que te veo. Quisiera saber tus dudas, y ser tu única respuesta. Quisiera ser la pregunta de eso que vas  a decir. Qué bonita la vida, y cuanta locura me queda, para poderte escribir.

sábado, 12 de julio de 2014

Ese abrazo final

Ese abrazo final


Una idílica playa de aguas cristalinas, una espectacular chica que rompe moldes, una música que te envenena y te seduce a la vez con su mensaje subliminal, ingredientes perfectos para un sensacional anuncio, que nunca llegaran a hacerle sombra.  Yo ya deje de tenerle miedo, pero su mirada seguía siendo inquietante. Sus ojos inertes, esculpidos en piedra,  no dejaban de seguirme a cada paso que daba, sin dejar de observarme. Su cálida frialdad, calaba mi falsa piel de cordero,  y  su férrea personalidad dominante, no dejaba lugar para saber que estaba pensando. Su estridente silencio se hacía con mi valentía, paralizando esa frágil voluntad que apenas tengo. Tiene el cabello largo, rubio dorado, tirabuzones quinceañeros henchidos de sol. Su solo reflejo, deslumbra la mirada más invidente. Descansa en su sillón, dominando cual reina, el aire que se respira. Sus marmóreas manos, duermen abiertas sobre los encajes de su blanco vestido.   Siempre lleva un soplo de vida junto a ella, que está presente allá donde este, y que la propia vida está en ese soplo. Puede no ser un ejemplo de estereotipo, pero tiene las cualidades de una gran persona, su corazón y su humildad. Es culpable de tener a todos bajo su manto, de convertirnos en el centro de sus desvelos, aunque ella no sea el de los nuestros. Hay un pequeño rincón al que todos pertenecemos, donde nadie está excluido, su pensamiento. Tiene una debilidad, una necesidad, su punto débil abrazarte. Sin palabras, con gran sentimiento, para olvidar, no querrás separarte de ella. Solo necesitas un abrazo suyo.





domingo, 6 de julio de 2014

LADO OSCURO

Lado oscuro

Aun no peino canas, pero a cierta edad los recuerdos están demasiado lejos, como para pellizcarlos y traerlos a la luz. Empiezo a tener ciertas limitaciones,  el cajón cuajado de años,  y la memoria  debilitada  por el tiempo y la distancia. Sé que desde que tengo uso de razón, ella se fijo en mi, y desde  entonces me acompaña. Sus ojos melancólicos y tristes, no dan  cabida a ninguna  efusividad. Su expresión seria y respetuosa, nunca cuestiono en modo alguno mis decisiones. Siempre a mi lado y no me pidió nada a cambio, solo estar ahí, presente en mi camino. Al principio, cualquier momento era el idóneo para hablar de tantas cosas nuevas, que anidaban en mi cabeza. No hice nada sin haberle consultado antes, le inquiría con todo tipo de preguntas, intentando arrojar luz a los problemas que surgían, encontrando respuesta que antes no tenía. No podía definir nuestro vínculo como una amistad, aunque  ha sido compañera inseparable y  jamás me abandono a mi suerte, nuestra relación no llego más lejos. Me enseñó a meditar y a echarle razón a  mis controversias, argumentando las más simples cuestiones de la vida cotidiana. Hemos crecido juntos, a pesar de su aspecto mayor. Me gusta ir a buscarla al final de la rambla, en el último banco, bajo las sombras de los árboles. Se está tranquilo, fresco y se oye solo los caños de la fuente. No importa el tiempo que estés sentado con ella, no acabas de acostumbrarte a su presencia. No es una bendición, ni tampoco es el maligno, pero me siento pletórico a su lado. Lo más admirable es que no te decepciona, y disfruto de ella aunque nunca me haya abrazado.