martes, 28 de octubre de 2014

Piel de jabón

Piel de jabón



Te busco, no te veo, pero te siento,
dulce piel de jabón y caramelo,
cuando abrazas mi oscuridad,
excitas mi respirar hacia el mismo cielo.

Sufres en tus poros desnudos,
el fuego incansable de tu razón,
silencias tus sentidos con un escudo,
bordado de quimera y de ilusión.

Fluyen los años como el agua,
ahogando de olvido la memoria,
siguen anclados bajo tu enagua,
momentos teñidos de amatoria.

Buscas a ciegas ese encuentro fortuito,
forzando hábilmente la sed del deseo,
escapan de tu pecho  latidos gratuitos,
seduciendo mi interés, con ese suave siseo.

Llego tarde a mi cita del lejano pasado,
subo escalones con pretensión y osadía,
es un reto, un encuentro impensado,
temor, desvergüenza, y gallardía.

Estar en plenitud y que resuene el campanario,
burlarte de la vida como en una parodia,
sentir al hombre como tú mismo adversario,
convertir el momento en verdadera rapsodia.

sábado, 18 de octubre de 2014

Llegar a viejo

Llegar a viejo


            Hoy se me saltaron las lágrimas, estoy a nada de cumplir un año más, adquisición esta que se unirá a todos los que ya tengo en mi colección privada. No andaba emocionado por este advenimiento, circunstancia que anualmente nos colma de alegrías y otras fiestas.  Me conmovía viendo el caso idéntico de dos personas que tenían ya el final de su horizonte señalado, una no quiere seguir hasta el final y la otra desea que le ayuden a cruzar el último tramo con la mayor dignidad posible. Un día te dicen que tienes algo dentro de ti, que te hará sufrir hasta llevarte al final de tus días, que no hay cura alguna y que no tienes ninguna alternativa. Llevas andado muy poco camino y tu mundo se hunde, no sabes qué hacer con tu vida, que difícil es continuar cuando solo esperas la caída. De pronto sientes un gran vacío, que no sabes cómo  o con que llenarlo, pues el amargo fracaso se ha hecho dueño de tu bien más preciado. Que difícil supone tomar la decisión más importante de tu vida, y nunca mejor dicho. Llevar a término tus deseos, darle forma a tus ilusiones aunque solo sea una vez, despedirte de todos, y cerrar tú mismo la puerta para siempre. La otra persona ya anduvo casi todo el camino, su historia está cerca de un desenlace. Pero quiere seguir siendo el, no adelantar ni un segundo el momento de la despedida. Sabe que llega cansado, algo tullido, pero no renuncia a recorrer erguido y orgulloso la recta final. Para llevar a cabo esta empresa cuenta con su ilusión maltrecha, pero con la fuerza y el deseo casi intactos. Se muestra contento a pesar de tener un  futuro dudoso, pero vive feliz porque goza de un horizonte iluminado,  por la  abnegación de los que los le rodean. Sé que no estoy educado para dejar entrar la vejez en mi vida. Sé que cuando llame a la puerta, querré escapar por la ventana y volver a la edad que tengo ahora incluso menos. Sé que te haces mayor solo de pensar en la vejez, y que llegar a ella no me va a dar la razón. Pero sí quisiera después de haberlo dado todo y con el corazón asustado, llegar a viejo y no arrepentirme de nada de lo que he hecho.

lunes, 13 de octubre de 2014

Quisiera

Quisiera

Quisiera abandonarlo todo y distanciarme de mi destino.
Quisiera saltar a la cuneta y no andar más por el camino.
Quisiera estar desnudo y no sentir ninguna costura.
Quisiera sentirme fresco y no sufrir más desventuras.
Quisiera esconder mi orgullo y enseñar un poco de humildad.
Quisiera comerme el mundo pero ya no hay posibilidad.
Quisiera sentar mi conciencia y no mirar al pasado.
Quisiera no darme cuenta del camino que no he andado.
Quisiera escribir el libro que juntos hemos leído.
Quisiera abrir la puerta que cerré con el olvido.
Quisiera ser arquitecto y poner techo a mis sueños.
Quisiera que mis ilusiones tuvieran ya su dueño.
Quisiera tener más tiempo que malgastar conmigo.
Quisiera regalar al extraño poder ser su amigo.
Quisiera dormir con el sol y despertar con la luna.
Quisiera que todas mis historias fuesen solo una.
Quisiera que mi intuición fuera más insolente.
Quisiera no pensar y actuar sin referentes.
Quisiera cerrar los ojos y verlo todo fascinado.
Quisiera poder abrirlos y que nada haya cambiado.



miércoles, 8 de octubre de 2014

Cuentame

Cuéntame



Me senté en el bordillo de la acera con cierta dificultad, gracias a esa cincuentena de años de mi propiedad, mis piernas un poco largas, y ese suelo demasiado lejos de mis posaderas. De niño lo hacía mucho, buscar donde sentarme, y observar todo a mi alrededor. Sentado en la puerta de casa veía pasar a la gente, algún que otro coche, bastante escasos en esa época, y soñaba despierto las fantásticas aventuras de mis superhéroes. La vida era más tranquila, menos ajetreada, y se disfrutaba más de los momentos, quizás más por ser un niño. Yo era feliz leyendo comics al fresco, acompañado en bastantes ocasiones por alguno de mis primos, y compartiendo las risas que nos provocaba la lectura de las viñetas de “Valor y al toro”, una gran historia de Mortadelo y Filemón, o viviendo al límite las heroicidades de mi querido y entrañable Spiderman. Ese niño sigue viviendo en mí, asustado dentro de este envase, que va en busca de su fecha de caducidad. 
Miro en torno a mí  y me siento un príncipe destronado, sin ánimo de llegar a rivalizar, con quien se ha apropiado y  sentado en mi sitio. La mayoría de edad, las responsabilidades contraída, y las cuantiosas horas dedicadas en hacer cualquier cosa, son madrastra e hijas que te empujan a ser una cenicienta sin zapato de cristal. Camino de aquí para allá, siempre con algo que hacer, buscando a la abuela o al mismo lobo, con las prisas del conejo de Alicia en el país de las maravillas, y con mas tareas que los enanos de Blancanieves. Me gusta tener mi rincón  aunque sea pequeño, con todas mis cosas al alcance de la mano, sin intrusismo. Poder estar en varios sitios a la vez, aunque sea con el pensamiento, como el profesor Charles Xavier de los x-men. Todo superhéroe tiene un punto débil, un talón de Aquiles, el mío esta en mantener oculta mi verdadera identidad, en enmascarar mi fuero interno, en saber custodiar todo lo que hace referencia a mi propio ser. Aunque parezca imposible dicen que querer es poder, y que mejor poder que querer, querer  hacer, querer amar, querer vivir.