jueves, 26 de diciembre de 2013

A I R U N


AIRUN


Recibí una llamada por whats aap, lo deje todo y me fui con paso acelerado. Bajaba la calle, con una torpe respiración. Miraba hacia todos los sitios, mientras intentaba llegar al punto de encuentro, queriéndola ver.  Lo recorrí todo dos veces, mezclándome entre la gente. Y no vi a nadie.....
Le miraba una y otra vez, pero no me decía nada. El tiempo se consumía, y pronto debía de regresar. La espera se hacía eterna. El móvil guardaba un silencio sepulcral. El movimiento de gente era espeso, mi atención se perdía entre el gentío. Volví a ponerme en movimiento. Me dirigí al centro de la calle, girando la cabeza a ambos lados, para no perder mi ángulo de visión. Y no veía a nadie...
Nadie me daba razón del sitio que buscaba. El teléfono seguía obstinado con su silencio. Pensé en una broma pesada. Seguí agitando la mirada, cuando le vi, junto a la esquina tras de la farola. No me vio, y acelere mi caminar, hacia su encuentro. Se encendía un cigarrillo, al levantar la cabeza su mirada se tropezó conmigo. Su emocionada alegría, me empujo a correr en su busca. Sus brazos, ansiosos, ya me esperaban abiertos. Nos fundimos en un  molde. Los besos nos llovían. Tal era la emoción de nuestro encuentro que no vi a nadie...
No cruzamos ninguna palabra. La fuerza nos condujo a un bar cercano. Todo se escribía con la complicidad de las miradas. El tiempo se fue consumiendo, sin poder remediarlo. Dos bebidas y una carta encima de la mesa cerraban el momento. Airún abrió el sobre, sus ojos reflejaban la alegría de lo que estaba viendo. La instantánea del sobre recogía  las emociones de las últimas semanas. Era inevitable,  la despedida no se hizo esperar, pero ya nada borraría ese momento tan especial para ambos.
Salimos de nuevo a la calle. El silencio acompañaba nuestros pasos, en busca de ese forzoso adiós. El momento se rompió con un emotivo abrazo, nos estremecimos deseando que fuese eterno. Nos miramos temblorosos, un tierno beso en la mejilla, ahogaba el último minuto juntos. Nos separamos sin perdernos de vista, andando en direcciones opuestas. El pasado ya se fue, lo que esperamos aún estaba por venir, pero el presente era nuestro aunque fuese tan efímero. ¿Cuándo seria la próxima vez?  Hasta siempre.
                         La Canonja  21 Diciembre 2013




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