miércoles, 14 de enero de 2015

Pequeña

Pequeña


            Hoy la he visto de nuevo, por primera vez. De pie, ataviada y apuesta como un atractivo maniquí. Con la sonrisa pintada, los ojos fulgentes y perdidos en mi asombrada mirada. A pesar de su calma, se advertía agitada como una bandera al viento. Su aparición, y una dulzura no exenta de misterio, dieron pie a un inesperado viaje. Podemos parecer un punto insignificante en el universo y pensar tristemente que no tenemos patria, pero el calor de su pequeña presencia,  es como la luz de la luna llena que deja ver el camino. Mi voluntad nunca se había atrevido a tanto, pedir a Dios y a la mujer que no me desamparen. Incapaz de vivir una vida tranquila, quisiera habitar su mismo espacio, poner punto y final al desvarío que reina en mí día a día. No quisiera abandonarme en cualesquiera otros brazos desalmados, donde nadie pudiera rescatarme. Esos ojos penetrantes y melancólicos, esa peligrosa nobleza, hicieron preguntarme si no había llegado el momento de cambiar.
            No estoy preparado para encontrarme a mí mismo, y seguir desgarrando las noches. Dicen que el final de los sueños casi nunca coincide con el despertar, y yo quisiera amanecer en ella, soñar lugares que nunca imagine y perder la razón. Afrontar con dignidad y valor la vida, tener conciencia de mí mismo, y vivir cada vez más concentrado en el empeño de amar. Resulta extraño, pero nadie había llegado a obsesionarme tanto, una sensación que hasta entonces desconocía, el deseo y la locura de flotar sumido en un sueño. Dejar todo atrás, habitar su corazón, viajar a la velocidad de la luz, temblar… Hoy la he vuelto a ver por primera vez, he superado el miedo, pero no se su nombre. Mientras le miraba emocionado sumido en un tenso silencio, pequeña abandono el lugar, el sol se puso antes de hora y me invadió unas profundas tinieblas. Estaba en un punto de desconcierto, sin cuerpo, sin sentidos, sin memoria. No se mirar ni hacia delante, ni se mirar hacia detrás, pero por un momento soñé despierto que toda su eternidad pasaría a recorrer todas mis venas.

No hay comentarios: