Fuego
Dicen que recordar es para aquellos que han
olvidado. Nunca se me dio muy bien pensar, y recordar esa parte del vacío que
había en mi cabeza. Tengo un fuego dentro que lleva dando vueltas en el espacio
y en el tiempo. Una confabulación del destino y la mala suerte, dejo esbozado
en un lienzo, dejarme relegado a vivir sin ella. Mis ojos llorosos no sueltan
lágrima alguna. Aunque no es que importe demasiado, había sido la peor de mis
pesadillas, la silueta de una mujer bañada en sombras que se aleja una y otra
vez. Aun así, me quedaba extrañamente sosegado, sin poder seguir la huella de
esa mujer. Y en lo más profundo de mi interior, un aullido palpitante y
ensordecedor, se hace constante y me deja resoplando como un animal herido.
Quisiera satisfacer mi curiosidad y dar respuesta a muchas preguntas, tener la
certeza incuestionable de poder recuperar mi tiempo maltrecho. Mis pensamientos
se vieron interrumpidos, malogrando cualquier atisbo de su pasado. Jamás
hubiese creído sentir, todo aquello que no es perceptible por los
sentidos. Me siento estrafalario por la
imaginación vivida, y por la vida imaginada, cuantas combinaciones maravillosas
habríamos compartido con todos los detalles, la partitura de nuestras vidas. He
cosechado una buena experiencia a lo largo de estos años, fuente del
convencimiento, que no hay tiempo que perder. Siento una autentica debilidad,
por abandonarme a las palabras que nacen de sus labios, por oír y callar mis
opiniones, e iluminar mi visión con otra realidad. La he buscado por todas
partes, sin haberme movido apenas. La he pensado ahogada en mil detalles, de
mil maneras, como una Reina. No sabría señalar cual habría sido el momento
decisivo, para dejar de hacer filigranas con los pensamientos, quitarme todas
las ataduras, y poder navegar por las nubes con libertad. Llevo esperando
mucho, mucho tiempo. Creo que ha llegado el momento.
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