Sigo
Nueve largos meses para subir a este barco,
Con la
ilusión de hacer una buena travesía,
No he
visto acabar bien ningún día,
Y con cincuenta y dos, ya estoy harto.
Y no veo el momento de poder bajarme,
Pues todo se vive con una gran hipocresía,
Y se procede con la más ínfima alevosía,
Aunque ya no hay nada que pueda cegarme.
Si en verdad pudiera borrar esa falsa alegría,
Nacida del llanto, y la mala experiencia,
Que seres infames reparten con su indolencia,
Haciendo la vida de otros una dolorosa sangría.
Sueño con que esta historia cambie por fin,
Que la razón, y el buen sentir nos visiten,
Y que no sean los corazones los que griten
Que acabe este absurdo, este sin vivir.
No dudaría en vestirme con mi mejor sonrisa,
El día que el cielo tenga igual color para
todos,
Que comience un nuevo e infinito periodo,
Y que todo el mundo respire una misma brisa
El corazón es la patria donde yo vivo,
Los amigos, todas las riquezas que conseguí,
Y junto a ellos, saber y poder distinguir
Que mi familia es la razón por la que sigo.
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