martes, 31 de marzo de 2015

CONDENADO

Condenado



Cuando mi mente empiece a olvidar lo que fuiste,
y mi corazón se agite como la luz en la oscuridad,
mis manos seguirán sintiendo la suavidad de tu cálida piel,
y mis ojos seguirán buscando, aunque tú no estés a mi lado,
esa mirada tuya, esos ojos desbordados.

Sigo olvidado en aquella esquina, cada día, esperando.
Porque sé que un día, ese único día, tu vendrás. 
Cada mañana amanece un día, ese mismo día desolado,
y el sol se encara conmigo, cuando le miro, mientras espero,
 en ese justo lugar, verte llegar y poder estar a tu lado.

Cuando mi mente recuerda, como te olvidé en el patio aquel,
como entre juegos de inocencia, se perdió el corazón de dos niños,
como  la vida maliciosa, quemo las ilusiones con un gesto mezquino,
aun así,  seguiré sintiendo las mismas emociones de tu infancia,
porque seguiré soñando que un día, ese día sin más, tu volverás.

Cuando tu sonrisa entra por mis ojos, una fuerza sin control
sacude mi pecho, como si fuera la piel de un tambor,
y un torrente de emociones bajan descontrolados a mis entrañas,
donde un fuego temperamental recorre los entresijos del corazón.
Tengo el vello de punta, solo por verte sé que pierdo la razón.

Ni la fabulosa máquina del tiempo, ni rozando la velocidad de la luz,
podrían tocar mis dedos y alegrarme con otra oportunidad,
sé que nada iba a cambiar, y que cometería los mismos errores,
la vida y el falso destino, ya pactaron su adulterada amistad,
me condenaron a vivir sin ti, a quererte en silencio, a privarme de tu paz.          

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