Mentiras
Alguien dijo que toda la verdad del mundo se suma a una gran
mentira, yo pienso que es así, que la única verdad es la vida, nacer y respirar.
Y aunque los engaños tienen fecha de caducidad, el resto de la vida la
adornamos de pequeñas y grandes mentiras. Lo que no está muy claro es si
queremos mentir a los demás, o simplemente engañarnos a nosotros mismos. Puede
que sea de cobardes el utilizarlas, y que
no seamos conscientes, que sus efectos van de mentiras piadosas a verdaderas
catástrofes. Nadie está a salvo de ellas, y todos en algún momento, las
hemos utilizado. Cuál es la razón que
nos conduce a fabular, y a disfrazar la realidad, para crear el engaño. Quizás
sea la medicina que nos hace falta para huir de nuestra propia realidad. Sí las
mentiras son un obstáculo para convivir, entonces porque esa necesidad de
inventar y crear las mentiras, solo para sembrar tanta desconfianza. Una mentira crea
otra, y esta a su vez siete más, acabando enredado en una tela de araña.
Cuantas mentiras podríamos soportar antes de caer vencidos por el peso de la
propia verdad. Todo ese mimbre de embustes y falsedades, debilitan la piel del
corazón, y antes o después seremos
descubiertos. Yo soy de esos que al hablar, no doy pistas de lo que en realidad
pienso, quizás para protegerme por mi propia inseguridad, y siento como si las
mentiras estuvieran dentro de mí, como si la tentación y la necesidad se aliaran para actuar con alevosía.
Suelo fantasear y gestar trolas, la mayoría ficción, para crear mis propios sueños.
Sueños que son creados con la intención de no aburrirme, que además de ser una práctica diaria, sirven
para enmascarar una realidad a veces dolorosa. Se tiene la necesidad de mentir
para vivir, para salir adelante y sobrevivir con el enredo de mentir. Puede ser una irresponsabilidad que puede traer perjuicio a las personas que quieres, y sin pensar bien
en el efecto que ejercen en la vida, pero mentir puede ser una debilidad.
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